SILENCIOS DEL ALMA

SILENCIOS DEL ALMA


Cuando las estrellas se definen como humanos, llenan sus cuerpos con esencia de mujer, almas sensibles con la virtud de amar, de ser madres que alimentan a otras almas para reconciliarse con su madre la Tierra y su padre el Universo.
Y allá, en un rincón del cielo, hay una pequeña estrella que eres tú, acompañante fiel del camino de muchos seres humanos que proteges y alimentas de amor y sabiduría. A tí, mujer y madre que recorres con dignidad el sendero trazado para los grandes seres humanos y los reconcilias con el simbolismo de la Creación.

La Grandeza del Espíritu Universal -Dios- con el hombre es comparable con la grandeza de una montaña ante una diminuta hormiga: los dos son imprescindibles en el Laberinto de la Vida

Dios nos hizo seres humanos ante el planteamiento de llegar a Conocerlo, a Comprenderlo, a Sentirlo, de tal forma que nos dio inteligencia racional y espiritual., pero sin eliminar los instintos y bajezas humanas, precisamente para poder comprender lo que somos y lo que podemos llegar a conseguir.¿Cuándo comenzará la auténtica evolución del Hombre Espiritual en la Tierra? ¿Cuántos siglos, milenios o millones de años nos esperan hasta que el Hombre Espiritual vaya superando al hombre exclusivamente terrenal?

Cuando mi mente espiritual me eleva por caminos de luz, que me producen sensaciones estables y armoniosas, creyéndome un hombre superior, creo pertenecer a otro mundo del que vivo, porque cuando me veo, como veo al resto del mundo, como soy, bajo a las tenebrosas oscuridades del alma humana

¡Cuánta riqueza se desperdicia ante la pobreza de este mundo! ¡Cuánto poder y cuánta hambre! Los vasallos del mundo no tenemos derecho a disfrutar de los bienes creados por la Humanidad. En cambio, los bienes espirituales no están restringidos a las voluntades humanas

Las culturas terrenales han formado religiones y éstas, a través de sus profetas, han seleccionado a su dios o dioses. ¿No es un único Dios para la Humanidad, al margen de culturas, filosofías, ciencias y religiones?

Siempre pensaba en la bondad del hombre, en su cordial convivencia, en su generosidad; y, curiosamente, soy ahora consciente que el egoísmo fortalece su soledad



ÁNGEL SANZ GOENA
www.colordelalma.com